Un mago moderno en el metro de Nueva York

Más de 6 millones de personas viajan cada día gracias a este medio de transporte. La variedad de las personalidades, gustos y expectativas vitales de estos seres humanos resulta evidente. Para muestra, la colección de Humans of New York, un proyecto donde se entrevistan a cientos de habitantes con el objetivo de crear una imagen fija de la multiculturalidad, el eclecticismo e, incluso, la excentricidad que rezuma la ciudad.

Una red de metro tan amplia no podía quedarse sin sus dosis de historias paranormales y ocultas. Es lo que sucede con la estación de City Hall, abandonada desde 1945 pero enormemente visitada por los curiosos. Según expertos del misterio consultados por AÑO/CERO, durante muchos años se escuchaban lamentos en una lengua nativa, previa a la conquista de América, perteneciente a almas que no pudieron enterrarse debidamente.

Sin embargo, la historia del mago en el metro de Nueva York es más reciente. Devin Person era un neoyorquino normal de 32 años. Un trabajador asalariado más sometido a altas dosis de estrés. Para combatirlo, optó primero por realizar pequeñas reuniones espirituales con sus amigos más cercanos. Poco a poco, ha ido agrandando el círculo hasta contar con una pequeña comunidad vinculada en torno a la magia. En sus viajes por el metro «concediendo deseos», opta por expandir «buenas vibraciones y positividad», por lo que estas sesiones públicas son gratis.

Desde la meditación consciente hasta el efecto placebo, sabemos que las acciones mentales pueden producir beneficios reales al mundo. Lo que hace que la magia sea distinta al pensamiento positivo, la autoayuda u otras formas de espiritualidad es su atención en las pequeñas acciones. En una era de contenido ilimitado y constante agobio, el mago pregunta: ¿qué es lo mínimo que puedes hacer?

Al final, en realidad, ¿no es mágico también intentar escapar de los problemas vitales y laborales, al menos por un rato, y centrar la mente en las necesidades de las personas? Person admite que no todos estos encantamientos son magia real «en el sentido estricto de la palabra». Tengamos nuestra justa dosis de escepticismo o no, no podríamos evitar esbozar una sonrisa al encontrarnos con este mago moderno.