Animales sanadores
Mascotas, animales de compañía, amigos incondicionales… la experiencia evidencia que una relación regular con ellos suele ser balsámica y beneficiosa para nuestra salud, de ahí que se haya desarrollado toda una terapia basada en dicha interacción.
Terapia Asistida por Animales (TAA) es la denominación que ha venido a sustituir a otras menos acertadas como zooterapia y terapia animal a la hora de definir la incorporación de animales de compañía en intervenciones terapéuticas debidamente definidas y protocolizadas, un campo estrechamente relacionado con otros ámbitos de intervención asistida con animales como la educativa. La TAA complementa a la perfección otros tratamientos médicos y psicológicos, aunque por sí misma también acumula efectos positivos. Y es que más allá del pragmatismo que condujo en el pasado a la domesticación de algunas especies para su uso por el hombre, a lo largo del tiempo ha quedado sobradamente documentado el amplio espectro de beneficios implícitos que para la salud y el bienestar se derivan de esa relación, evidentemente cuando dicha relación está cimentada en el cuidado y respeto. Las especies que forman parte de nuestra esfera doméstica facilitan interacciones sociales positivas, así como hábitos inherentemente saludables, como salir a pasear de forma rutinaria o asumir responsabilidades en los cuidados de la mascota. Tampoco es despreciable la compañía, consuelo y "escucha pasiva" que brindan, que en muchos casos es percibida por sus cuidadores como desinteresada, sin limitación de tiempo y muy próxima a la empatía.
Esta terapia se muestra efectiva en el abordaje de situaciones como autismo; estrés, ansiedad, depresión y soledad...
Conscientes de este potencial, los profesionales de la salud han sabido sacarle partido, y no es extraño que, con independencia de los servicios en terapia con animales que pueden ofertar centros especializados, también clínicas y hospitales desarrollen ocasionalmente algún programa de intervención. De hecho, un estudio de 2015 realizado por la Universidad de Jaén y encabezado por Rafael Martos-Montes, cifraba en 55 el número de entidades y en 275 los profesionales que por entonces trabajaban en España de forma multidisciplinar y rigurosa con 213 animales adiestrados para terapia, siendo sus ámbitos de actuación prioritarios "la neurorehabilitación, la educación, la psicología/psiquiatría, la integración social y la gerontología".
En TAA, el perro copa el máximo protagonismo, aunque también los caballos tienen su cuota relevante. Por su parte, los delfines, en lógica minoría, destacan por su exotismo y reinado acuático, siendo apenas testimonial la incorporación de otras especies como gatos o aves.
Los expertos de Jaén, en cuya universidad se desarrollan permanentemente investigaciones y se imparte el único Master en Intervención Asistida con Animales de España, atribuyen el predominio del perro a su capacidad de aprendizaje, a su carácter alegre y afectivo, así como a su capacidad de socialización con las personas permitiendo establecer vínculos y relaciones predecibles y seguras. El perro es un facilitador social capaz de integrarse en la vida social de las personas, siendo un excelente instrumento para entablar nuevas relaciones sociales o recuperar aquellas degradadas, conseguir captar la atención o facilitar el uso del lenguaje y la expresión de las emociones. En general, esta terapia se muestra efectiva en el abordaje de situaciones como autismo; diversidad funcional permanente o transitoria; fibromialgia; estrés, ansiedad, depresión y soledad; rehabilitación; dolor, miedos y TDAH en niños; obesidad y problemas cardiovasculares, así como baja autoestima.
La TAA es un extraordinario lubricante social, que facilita las relaciones y la comunicación. Los animales no juzgan y el diálogo con ellos va más allá de las palabras, es emocional.
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