Conspiraciones
26/03/2014 (19:15 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)

Servicios secretos y tráfico de drogas

La postura oficial de los gobiernos de todo el mundo en la llamada «Guerra contra la droga» es clara y rotunda: hace falta mano dura y tolerancia cero. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja y detrás de la frontal ilegalización de estas sustancias se esconde un lucrativo negocio para muchas de las partes implicadas en el mismo. La lucha contra la droga es una contienda que, al parecer, nadie quiere ganar.

26/03/2014 (19:15 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
narco
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Como otras muchas cosas, la primera red de tráfico de estupefacientes la inició Occidente. A mediados del siglo XIX, el comercio del Viejo Continente con China era muy desigual. Los europeos compraban mercancías como porcelana, seda, condimentos y té, pero no tenían nada que ofrecer a China. Al contrario, sus dirigentes habían observado los problemas sociales que creaba el consumo de opio, así que lo prohibieron en 1829, expulsando a los comerciantes británicos de su territorio. Éstos se quejaron al gobierno británico, que inició una guerra contra China, para obligarla a comprar las drogas que los súbditos de Su Majestad cultivaban en la India. El conflicto dio lugar a la llamada «segunda guerra del opio», como consecuencia de la cual Francia, Reino Unido y Estados Unidos impusieron a China la legalización y el comercio de dicho estupefaciente.

Finalmente, en 1865 se creó el banco HSBC (Hongkong and Shanghai Banking Corporation) con el fin de administrar las enormes ganancias que producía el opio.

Esta contienda generó el inicio de un negocio fomentado por Occidente que continúa hasta nuestros días: el tráfico de drogas.

La política de prohibición de estupefacientes en EE UU empezó a principios del siglo XX. Cada vez son más las voces críticas con esta decisión, puesto que un mercado legal y controlado evitaría infinidad de delitos y víctimas, tanto por enfermedades como a causa de la violencia.

Ahora bien, la política de guerra contra la droga tiene un doble juego. Un doble propósito eminentemente hipócrita. Por ejemplo, mientras la primera dama, Nancy Reagan, encabezaba la campaña Dile No a la Droga, su marido, el entonces presidente de EE UU Ronald Reagan, autorizaba a la CIA a iniciar la Operación Mosquito con objeto de incrementar la producción de opio en Afganistán, en torno a las bases militares soviéticas. El objetivo no era otro que crear adictos y nuevos mercados de heroína en la URSS.

DOBLE JUEGO DE EE UU CONTRA EL NARCOTRÁFICO

Podríamos decir que, en cierto modo, el tráfico de drogas está relacionado con el sistema de dominación estadounidense. Para mantener su supremacía, EE UU necesita realizar determinadas operaciones militares encubiertas que no puede llevar a cabo su Ejército. La estrategia, que se acabó convirtiendo en una forma habitual de actuar, consistía en emplear el capital generado por el tráfico de estupefacientes en la financiación de determinadas acciones militares que permitieran la consecución de ciertos objetivos.

Según apunta Peter Dale Scott –exdiplomático canadiense y doctor en Ciencias Políticas– en su libro La máquina de guerra estadounidense, estas estrategias datan al menos de 1950. En dicho año, la CIA organizó la Operación Paper, que consistía en la utilización del ejército del KMT en Birmania para el control de tráfico de drogas en toda la región… (Continúa en AÑO/CERO 285).

De esta forma dio comienzo la colaboración secreta con grupos armados financiados mediante el tráfico de estupefacientes: Indochina y China meridional en los 50-70; Afganistán y Centroamérica en los 70 y 80; Colombia en los años 90. Para Dale Scott, seguir el rastro de la geopolítica estadounidense consiste, básicamente, en hacer lo propio con la producción de drogas. Así, la producción de estupefacientes aumenta considerablemente en los lugares donde EE UU interviene con su Ejército y/o sus servicios de inteligencia, y disminuye cuando terminan dichas injerencias… (Continúa en AÑO/CERO 285). 

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