Ocultismo
21/09/2011 (09:25 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)

La Mansión embrujada de Rose Hall

ENIGMASMuy posiblemente se trate de la casa con peor reputación, la más embrujada y la más misteriosa no solo de Jamaica sino de todo el Caribe. Su currículo sobrenatural es impresionante y sus apariciones fantasmales aún siguen dando que hablar. Es visita obligada para todos aquellos que se acerquen a esta isla, considerada la tercera más grande del Caribe.

21/09/2011 (09:25 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
La Mansión embrujada de Rose Hall
La Mansión embrujada de Rose Hall
La Rose Hall Great House está a unos 12 kilómetros de Montego Bay, la segunda ciudad más grande de Jamaica, después de la capital, Kingston, y la mansión georgiana está ubicada en lo alto de una colina con vistas al mar. Su historia tiene que ver con ritos de vudú, con esclavos negros, torturas, asesinatos y con una mujer perversa y psicópata a la que le daba por matar maridos y amantes.

Como toda buena historia de terror, nos tenemos que remontar al siglo XVIII y situarnos en el ambiente propicio para estos sucesos. Jamaica estaba poblada por esclavos traídos de África para que trabajaran en las vastas plantaciones de azúcar. Muchos terratenientes ingleses –Jamaica fue colonia inglesa hasta su independencia, en 1962– explotaban sus propiedades utilizando dicha mano de obra. De las 700 mansiones que había dedicadas a esas actividades lucrativas una de ellas destacaba sobre todas las demás: la citada mansión de Rose Hall. Su nombre procede del homenaje que hizo el hacendado inglés George Ash cuando se casó con su prometida Rose. Construyó la casa, se gastó 30.000 libras esterlinas, vivieron juntos en ella y poco le duró la alegría porque dos años después él se muere dejando a Rose viuda, aunque no por mucho tiempo. Al poco se volvió a casar y no una ni dos, sino hasta tres veces más. El último marido se llamaba John Palmer, que fue quien reformó y amplió la mansión entre 1770 y 1780. Y lo hizo de una manera singular: con 365 ventanas representado una por cada día del año, 52 puertas, por cada semana del año, y 12 habitaciones correspondiendo cada una a un mes de año.

Al final, y como era de esperar, Rose también murió, a los 72 años, y el que se quedó viudo fue John, que había adoptado a un sobrino nieto llamado también John Palmer, el que luego heredaría la propiedad. Y con él se puede decir que empieza la nueva etapa de Rose Hall y la truculenta historia de sangre y horror, sobre todo cuando decide casarse con una joven inglesa, muy hermosa, recién llegada de Haití, llamada Annie Mae Patterson, la que con el tiempo sería conocida por sus propios esclavos como la "White Witch of Rose Hall" –la Bruja Blanca de Rose Hall–.

Muy pronto Annie Palmer, adoptando como era preceptivo el apellido de su esposo, empezó a manifestar su lado más oscuro, que no era otro que sus habilidades para la refinada tortura y el deleite en la sangre. Su infancia no había sido muy placentera. Había nacido en Inglaterra pero de niña se trasladó con sus padres a Haití y allí vivió hasta que ellos murieron de fiebre amarilla. Tenía 11 años. La internaron en un orfanato pero su tata la adoptó y la educó hasta que fue mayor de edad. Lo malo es que su cuidadora era una sacerdotisa vudú, una Mambo, quien le enseñó la magia negra, entre otros conocimientos y habilidades más macabras. Cuando esta murió, Annie se trasladó a Jamaica. Era el año 1820 y John Palmer se prendó de su belleza hasta el punto de tomarla en matrimonio y llevarla a su plantación de azúcar en Montego Bay, con una extensión de 300 kilómetros cuadrados y unos 2.000 esclavos a su servicio.

Annie no tardó mucho en adaptarse a esa vida y sentir cierta satisfacción con el sufrimiento de sus esclavos a los que utilizaba también como eventuales amantes. Muy pronto empezó a aburrirse de su marido y lo hizo desaparecer. Lo envenenó –muy clásico en una psicópata asesina– y murió en la llamada "habitación de los caballeros", que luego clausuró para siempre para que nadie supiera lo allí ocurrido. La versión oficial que dio de la muerte de su esposo es que había contraído la fiebre amarilla. Asunto resuelto y a por un nuevo marido, que no tardó en encontrar y en sufrir parecida suerte, con la diferencia de que en este caso no fue envenenado sino que lo apuñaló, en esta ocasión en otra habitación, la llamada Toile, por el estilo francés con el que está decorada.

Después de apuñalarle varias veces quiso cerciorarse de que estaba bien muerto y vertió sobre su oído aceite caliente. Parte de defunción: fiebre amarilla; y también selló esa habitación. Siguiendo las órdenes de Annie, algunos esclavos de su confianza sacaban los cadáveres a través de secretos pasadizos subterráneos y los enterraban bajo la arena de una playa cercana.
(Continúa la información en ENIGMAS 190).

Jesús Callejo
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