Parapsicología
01/03/2005 (00:00 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)

White noise El regreso de la TCI

Con el estreno mundial del largometraje White Noise, los hipotéticos contactos con el más allá a través de la tecnología vuelven a ser noticia, siendo la Transcomunicación Instrumental –TCI– la rama que se ocupa de tales investigaciones. Pero, ¿estamos en situación de afirmar que dicho contacto es posible y real?

01/03/2005 (00:00 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
White noise
El regreso de la TCI
White noise El regreso de la TCI
Todos nos hemos planteado alguna vez la posibilidad de permanencia tras la muerte, o la hipotética realidad de otros planos de existencia paralelos a nuestro mundo visible. La incertidumbre que producen estas dudas ha provocado que el hombre se debata entre creencias y demostraciones científicas con el fin de aportar un poco de luz al misterio, e intentado establecer contacto con esos seres queridos que ya fallecieron. Con estas premisas y gracias a la ayuda que nos ofrecen los avances tecnológicos, surgen los diferentes sistemas de Transcomunicación Instrumental, con los que no sólo se trata de establecer esa hipotética comunicación sino que sirven para intentar encontrar una explicación plausible a tales sucesos paranormales.

Dentro de la TCI podemos desglosar los fenómenos dependiendo del sistema y soporte en el que se haya producido la inclusión anómala. En líneas generales podemos establecer tres grupos: las psicofonías –en anglosajón, Electronic Voice Phenomena (EVP)– como inclusiones de audio que pueden obtenerse bajo los diferentes soportes existentes –cinta magnetofónica, Mini-Disc, DAT, o en el disco duro de un ordenador–; las psicoimágenes, grabaciones de vídeo obtenidas en cualquier tipo de soporte analógico o digital, y el sistema de transradio, en el que se trata de captar voces directas a través de un receptor de radio sintonizado en una frecuencia vacía, es decir, donde no se capte ninguna señal y sólo se escuche el "ruido de cascada".

Investigación actual de la TCI
Desgraciadamente no existen muchos investigadores que se dediquen de manera casi exclusiva al estudio en profundidad de la TCI, principalmente y como resulta obvio, por cuestiones económicas. Aún así, la mayor parte de los estudiosos o grupos de trabajo existentes son agrupaciones experimentales que en mayor medida lo que pretenden es la captación y recopilación de fenómenos de transcomunicación instrumental, y se reúnen con el fin de establecer contacto y diálogos con "el otro lado", siendo un alto porcentaje los que intentan comunicar con amigos y familiares fallecidos.

Sin embargo, y a riesgo de dejar con toda seguridad a algunos "en el tintero", merece la pena resaltar la labor de investigación, tanto individual como en grupo, que se vienen realizando en diferentes lugares del mundo, siendo con toda probabilidad los más representativos de cada país.

El técnico en electroacústica Hans Otto König y Ernst Senkowski están al frente de la investigación en Alemania, uno de los países que más "tradición" posee en este campo. En Inglaterra destaca el trabajo del profesor de psicología David Fontana, vicepresidente de la Society for Psychical Research de Londres –SPR–, organización que, por antigüedad y tratamiento crítico, se ha situado en uno de los principales referentes de la investigación científica de los fenómenos paranormales.

En el país franco despunta la divulgación efectuada por el Padre François Brune y Monique Simonet, las investigaciones de John y Maryse Locke en psicoimágenes, y el trabajo del informático Jacques Blanc-Garin, fundador de Infinitude, una organización dedicada a facilitar la comunicación de las personas con sus familiares fallecidos. También guardan especial relevancia el matrimonio luxemburgués Maggy y Jules Harsch-Fischbach, quienes han conseguido recibir mensajes de EVP a través del ordenador, e incluso del teléfono. En Italia existe un gran interés por la materia, sobresaliendo Il Laboratori, una organización centrada en la investigación de los fenómenos paranormales desde un punto de vista científico y técnico. En ella se encuentran investigadores como el ingeniero electrónico Paolo Presi, y Marcello Bacci, obteniendo espectaculares experiencias de transradio –voces directas obtenidas a través de frecuencias vacías de radio–, el juez Felice Masi, Enrico Marabini, o el también ingeniero electrónico Daniele Gullá, especialista de la policía científica italiana en la identificación de sonidos, voces e imágenes, quien ha volcado sus conocimientos profesionales en el campo de reconocimiento y análisis de voces paranormales, con el fin de identificar frecuencias, formas de onda, y demostrar la diferencia técnica que existe entre una voz humana y una psicofonía.

No podemos pasar por alto las investigaciones y dedicación de Anabela Cardoso, diplomática portuguesa y directora de Cuadernos de ITC, boletín especializado en este ámbito.

Respecto al continente americano, encontramos en Brasil, uno de los países donde la doctrina espírita se encuentra más desarrollada y divulgada, un interesante núcleo de investigadores, resaltando la labor de Sonia Rinaldi en tierras cariocas, quien preside en la actualidad la Asociación Nacional de Transcomunicadores, así como el investigador Lázaro Sanches de Oliveira.

En cuanto a México cabe mencionar al veterano matrimonio francés afincado en estas tierras, Maryvonne e Yvon Dray, quienes crearon la Asociación Mexicana de Transcomunicación Karine, una entidad dedicada a la búsqueda del contacto con el más allá dentro de un entorno social y religioso.

Y por último destacar el trabajo en territorio norteamericano del periodista y escritor Mark Macy, uno de los fundadores del International Network for Instrumental Transcommunication –INIT–, y de Lisa y Tom Butler, psicóloga e ingeniero electrónico respectivamente, quienes en el año 2000 asumieron el liderazgo de la American Association of Electronic Voice Phenomena –AA-EVP– y que han asesorado el largometraje White Noise (2004).

Estableciendo las bases de investigación
Resulta obvio que cuando los primeros investigadores comenzaron a realizar sus experimentos en torno a la TCI pretendían poner de manifiesto una posible supervivencia del alma. Dicha comunicación debería ser bilateral, es decir, admitiendo la posibilidad de un diálogo. Sin embargo las primeras experimentaciones se realizaban de una manera natural –e incluso fortuita– sin dejarse llevar por el excesivo peso de un método de investigación que obligase a realizar pautas de comportamiento durante los experimentos. Esa búsqueda del contacto espontáneo formaba parte de los inicios de una técnica de trabajo y experimentación propia de un sector desconocido como eran las TCI.

Poco a poco los investigadores plantearon un método de trabajo que permitiera realizar comparativas y establecer pautas de comportamiento del propio fenómeno ante el mismo investigador y ante una sociedad que, en gran medida, también deseaba comprobar los resultados por ellos mismos.

Con el tiempo las experimentaciones llevadas a cabo por los pioneros en este campo han servido como base para la investigación objetiva del fenómeno y han sido aceptadas por el colectivo de investigadores del tema. Pero, independientemente del avance técnico, ¿ha existido una auténtica evolución en la investigación?
La respuesta es afirmativa. Gracias a la nueva tecnología las actuales inclusiones poseen mayor calidad, aunque no por ello ha aumentado el número de las mismas. Además la evolución ha implicado una reducción del tamaño del equipo técnico utilizado y por lo tanto mayor discreción para la experimentación de campo, lo que aporta mayor comodidad de trabajo, además de disminuir los costes de su adquisición. Por poner un simple ejemplo, y sin hablar de las voluminosas mesas de mezclas para tratar el sonido o la imagen, acciones como el famoso "cortar y copiar" que facilitan los programas informáticos no tiene nada que ver con la realización física de cortar un pedazo de cinta y unir con adhesivo a otro carrete destinado a archivar las inclusiones. Gracias a todos estos descubrimientos se ha conseguido minimizar el ruido de fondo de las grabaciones de manera inimaginable para los primeros experimentadores, así como una calidad de grabación que casi no presenta diferencia con el sonido natural.

Investigación científica en la TCI
¿Es posible emplear el método científico? El pilar básico de éste es la reproducibilidad, es decir, la capacidad de repetir cuantas veces sea necesario un determinado experimento obteniendo los mismos resultados con el fin de exponer y confirmar las teorías. Esta definición corresponde, sin embargo, únicamente a la visión de la ciencia denominada positivismo en su versión más primitiva. Pero es evidente que la exigencia de la experimentación es imposible de aplicar en áreas de conocimiento como la Vulcanología, la Astronomía, o la Meteorología. En tales casos, es suficiente la observación de los fenómenos, producidos naturalmente.

Existen otras, especialmente en el caso de las Ciencias Humanas y Sociales, donde los fenómenos no sólo no se pueden repetir controlada y artificialmente –que es en lo que consiste un experimento–, si no que son, por su esencia, irrepetibles, como es el caso de la Historia. Por ello, cabría pensar que el concepto de "método científico" debería replantearse acercándose más a una definición de "proceso de conocimiento caracterizado por el uso constante e irrestricto de la capacidad crítica de la razón, que busca establecer la explicación de un fenómeno ateniéndose a lo previamente conocido, resultando una explicación plenamente congruente con los datos de la observación".

Bajo esa óptica resulta obvio que la mayoría de los estudiosos de fenómenos paranormales tales como los que engloba la TCI están actuando en un entorno y método propiamente científico en su investigación, si bien con una serie de matices que hacen ver que las pautas de trabajo en el desarrollo del método científico son algo distintas a las que la comunidad aceptaría como ciencia convencional
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