Civilizaciones perdidas
01/04/2004 (00:00 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)

Los cuentos mágicos de Egipto

Además de las referencias que sobre los magos egipcios aparecen en la Biblia, donde el transformar bastones en serpientes no impresiona en absoluto al faraón –ese truco debía ser tan común entonces como lo es ahora sacar conejos de una chistera–, muchos cuentos populares del Antiguo Egipto tienen a estos magos como protagonistas, con numerosos detalles acerca de su arte, que en aquel país estaba indisolublemente unido a la religión y a la ciencia…

01/04/2004 (00:00 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
Los cuentos mágicos de Egipto
Los cuentos mágicos de Egipto
Es imposible calcular cuántos de estos cuentos populares se habrán perdido para siempre, pues, como bien comenta Emma Brunner-Traut en su introducción al libro Cuentos del antiguo Egipto –EDAF, 2000. Colección "Arca de Sabiduría"–, los principales enemigos de los papiros, que tan amorosamente copiaban y guardaban los escribas egipcios, han sido los saqueadores de tumbas, las aguas subterráneas y la codicia de los comerciantes.

Algunos de éstos, como los llamados "Wexcar", "Harris", "Orbiney", ahora en museos europeos o americanos, contienen los cuentos que normalmente se pasaban de boca en boca a lo largo de las generaciones, pero que algún escriba se tomó la molestia de transcribir con la grafía hierática, para que perdurasen más allá de la quebradiza memoria de los hombres. El contexto anecdótico de los propios cuentos hace que se comprendan mejor algunos aspectos de los magos egipcios, ya que los textos puramente mágicos, con su lenguaje críptico y perdidas las bases y connotaciones adecuadas, acaban siendo una mera compilación, en gran medida ininteligible, de un recetario sobrenatural.

Entreteniendo al faraón
Mientras que los textos meramente mágicos de los antiguos egipcios pasaron al olvido o a la adopción, con la correspondiente reinterpretación de ciertos grupos esotéricos que se consideran herederos de aquella tradición, los cuentos, con sus aparentes pocas pretensiones y su aire de fábula, han permeado en la conciencia de la humanidad a lo largo del tiempo, pudiendo ver su imagen reflejada en leyendas posteriores que otros pueblos supieron adaptar para su propio uso y disfrute.

Algunos de ellos están contados, tal vez al modo de Las mil y una noches, por los hijos de Keops, para divertir a su padre. El más conocido, entonces y ahora, tal vez sea el del mago y lector jefe Webaoner, que tuvo que acompañar al rey Nebka en un viaje de una semana, cosa que aprovechó su mujer para llamar a su amante. Avisado el mago de la traición, pidió su arcón y elaboró una figura de cera con la forma de cocodrilo, sobre el que "vertió" unas palabras mágicas. Un sirviente suyo lo echó a las aguas del estanque donde el amante se bañaba para refrescarse tras el regocijo. A la noche siguiente, cuando éste se daba el chapuzón habitual, un inmenso cocodrilo lo agarró entre sus fauces y lo mantuvo "sin respirar" bajo el agua. Cuando el rey y su séquito regresaron del viaje, el mago le invitó a su casa, prometiéndole que vería un acto prodigioso. Una vez al borde del embalse, llamó al animal, que salió sin mostrar la mínima hostilidad contra los presentes. El mago contó quién era
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