Ovnis y vida extraterrestre
04/01/2023 (11:09 CET) Actualizado: 03/02/2023 (09:08 CET)

El programa espacial secreto de los Estados Unidos

El periodista Roberto Pinotti lleva décadas uniendo las piezas de lo que podría ser la mayor conspiración de todos los tiempos: la existencia de un programa espacial secreto

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El programa espacial secreto de los EEUU
El programa espacial secreto de los EEUU

Estamos en el año 2000. En aquel entonces operaba en internet el técnico informático británico Gary McKinnon, apodado «Solo», que pasará a la historia por haber sido uno de los mayores hackers conocidos. Aficionado a la ufología y programador brillante, está temporalmente sin empleo en su actividad de administrador de sistemas. Una noche de 2001, tras una preparación que había durado meses, realiza lo que se definirá como «el mayor ataque hacker a sistemas militares de la historia». Entre 2001 y 2002, McKinnon consigue entrar en 97 servidores del Gobierno estadounidense, entre ellos, los de la NASA, la US Army, el Departamento de Defensa (DoD), la Fuerza Aérea, la Marina y el Pentágono.

La NASA oculta información sobre formas de vida alienígena que están en contacto con la Tierra

McKinnon es un individuo muy peculiar, que siente una gran pasión por la ufología desde la infancia y vive con la sospecha de que se oculta algo a propósito. Gracias a su habilidad para entrar en los servidores de todo el planeta, va encontrando pruebas que refuerzan sus teorías, hasta formular la hipótesis de que la NASA oculta de manera sistemática información sobre formas de vida alienígena que están en contacto con la Tierra. La confirmación es indirectamente proporcionada por el testimonio de Donna Hare, una científica de la sección fotográfica de la NASA con acceso al nivel top secret de las imágenes tomadas en el espacio. Hare reconoció que había visto una serie de fotos originales tomadas desde satélites con imágenes de objetos desconocidos y afirmó que dichas instantáneas se modificaban y retocaban antes de hacerlas públicas. La científica desarrollaba su actividad en el Centro Espacial Johnson, y McKinnon concentraba su ataque en los servidores de esa sección.

El hackler Gary McKinnon
El hackler Gary McKinnon

El hacker de los ovnis

En una especie de competición con otros hackers que intentaban entrar en el servidor, utilizó para lograrlo un script en lenguaje Perl, cuyo fin es dar con la contraseña aprovechando las de default que aún están activas, y, gracias a un programa de acceso remoto, tomó el control de la red y los servidores atacados. Así, aunque, en realidad, se encontrara a miles de kilómetros de distancia, era como si estuviese sentado ante el terminal del Centro Espacial Johnson. Entonces empezó a rastrear los distintos servidores de la sección hasta dar con algo extraordinario y, mientras descargaba los datos, vio abrirse en el escritorio una página de texto y, a continuación, alguien tecleó tres palabras inequívocas: «¿Tú quién eres?». Inmediatamente se dio cuenta de que algo había salido mal a causa de un error al calcular la diferencia horaria, o porque creía que a aquella hora no habría nadie en el edificio.

McKinnon está considerado una de las mayores mentes informáticas de todos los tiempos

Desgraciadamente para él, en ese momento, un operador de la NASA estaba sentado ante el teclado y observaba todos sus movimientos. Y McKinnon, para evitar ser identificado, declaró ser un operador de la Nipponet Security que estaba investigando las descargas no autorizadas procedentes de ese terminal, pero la excusa no funcionó y, tras una larga serie de investigaciones, en marzo de 2002, la Policía inglesa lo detuvo en su piso de Londres. En un principio, detectaron al hacker en la red telemática y lo detuvieron amparándose en la ley de abusos informáticos de la National Hi-Tech Crime Unit (NHTCU) del Reino Unido en 2002. McKinnon se opuso a la extradición argumentando que debían juzgarlo en el Reino Unido, el país donde había cometido sus utilizar ordenadores con acceso a internet. En 2005, EE UU abrió el proceso de extradición de McKinnon y pidió 70 años de cárcel por unos daños estimados entre 450.000 y 700.000 dólares. Tras múltiples vicisitudes judiciales, el 16 de octubre de 2012, Theresa May, en aquel entonces ministra del Interior y luego primera ministra del Reino Unido, rechazó la solicitud de extradición a causa de las precarias condiciones físicas de McKinnon, que todavía sigue a la espera de juicio.

Centro Espacial Johnson de la NASA
Centro Espacial Johnson de la NASA

Misiones espaciales secretas

Huelga decir que McKinnon está considerado una de las mayores mentes informáticas de todos los tiempos. El hacker justificó su acción sosteniendo que su motivación era encontrar una prueba de la existencia de los OVNIs, y dijo saber a ciencia cierta que los militares norteamericanos estaban en posesión de la tecnología antigravedad y que el Gobierno de EE UU intentaba suprimir la difusión de los conocimientos sobre la «energía libre».

En una entrevista concedida a la BBC, Gary McKinnon desveló algunos detalles de lo que había descubierto en sus operaciones de hackeo a la NASA: «En el edificio del Centro Social Johnson encontré los archivos de las carpetas llamadas ‘En bruto’, ‘Filtradas’, ‘No filtradas’, ‘Procesadas’ y ‘No procesadas’. Estos archivos eran unos doscientos megabytes transformados en cincuenta megabytes en un formato propiedad de la NASA. Y esos eran los tiempos de la conexión dialup (módem) a cincuenta y seis kilobytes. Yo no podía descargarlos en cinco minutos, así es que tenía que encontrar un sistema de descarga más rápido. Me hice con el control remoto del escritorio utilizando un programa llamado Remotely Anywhere. Al hacer doble clic sobre la imagen, se activó el software propietario y… ahí estaba la fotografía, pero no podía descargarla, porque la conexión era lenta. Entonces la cerré para bajar la escala cromática a cuatro bits de color y empezó a descargarse muy despacio en la pantalla, como si fuera una aplicación Java de la época. Yo solo veía la mitad o tres cuartos de la imagen, en la que había medio hemisferio de un planeta…

…Creo que era la Tierra, porque era azul, con nubes. Y luego había una típica forma de cigarro sin nada en el exterior, que recordaba un producto humano, un objeto construido por el ser humano.

Tenía cúpulas geodésicas arriba y abajo, a la derecha y a la izquierda, una en el centro, una en este lado y una en el lado opuesto. Algunas personas dicen que no puede ser, que no tiene las características de un objeto fabricado por la mano del hombre. El caso es que fluía completamente y no había tuberías; aparte de las cúpulas, era una superficie completamente lisa. Vi que alguien más estaba moviendo el ratón, cliqué a la derecha sobre un icono y nos desconectó a los dos. ¡Y se acabó!».

McKinnon descubrió evidencias de traslados de personal militar fuera de nuestro planeta

Roscoe H. Hillenkoetter
Roscoe H Hillenkoetter

Otro descubrimiento de McKinnon fue un archivo del Pentágono que contenía una lista de nombres de oficiales del Comando Espacial de EE UU y sus traslados de una nave a otra. La hipótesis es que se trataba de naves desplazadas fuera de nuestro planeta. Entre las naves indicadas, Gary McKinnon recuerda haber visto dos nombres en particular: la USSS LeMay y la USSS Hillenkoetter. USSS significa United States Space Ships (Naves Espaciales de EE UU), mientras que los nombres LeMay y Hillenkoetter son elecciones singulares. Roscoe H. Hillenkoetter fue el primer director de la CIA y miembro del Comité Nacional de Investigación de Fenómenos Aéreos. En 1960 escribió una carta al Congreso en la que afirmaba: «Los altos funcionarios de la Fuerza Aérea están seriamente preocupados por los OVNIs». Fue su última declaración pública sobre el tema. Son famosas dos declaraciones suyas: «Los objetos no identificados actúan bajo control inteligente… Es imperativo que sepamos de dónde vienen los OVNIs y cuál es su objetivo»; y «el ridículo secretismo oficial ha impulsado a creer a muchos ciudadanos que los objetos voladores desconocidos no tienen ningún sentido» (27 de febrero de 1960, en declaraciones a The New York Times).

Energía libre

El general Curtis LeMay está considerado el responsable de la ocultación por mandato de Washington del aterrizaje de varias astronaves en territorio estadounidense. Lo acusó un general de la aviación, según el cual existía una sala secreta que contenía vehículos extraterrestres y se encontraba cerca de la base aérea de Ohio.

Otros hackers han declarado que continuarán el trabajo de McKinnon. Recordemos que la filosofía hacker es un poco rara y se basa en una ética muy particular cuyo «noble» fin es difundir la verdad y denunciar abusos y omisiones de información. A diferencia de los llamados lamers, que pretenden saber sobre técnicas de intrusión que ni siquiera conocen, y de los crackers, que irrumpen en los sistemas solo por el gusto de hacer daño, los hackers tienen su ética y su «código de honor», que les impone no dañar los sistemas y limitarse a curiosear y a recoger datos. Ahora bien, cuando encuentran actividades o documentos comprometidos y perjudiciales para la población, su obligación es «divulgar» la documentación sustraída como castigo a las personas corruptas y malvadas. En esta filosofía se inspira el conocido periodista, programador y activista australiano Julian Paul Assange, famoso, sobre todo, por su colaboración en el sitio web WikiLeaks, del que es cofundador y redactor jefe. Recordemos que WikiLeaks se caracterizó por difundir documentos estadounidenses confidenciales que sacaron a la luz toda la corrupción y las actividades paralelas no declaradas oficialmente por el Gobierno estadounidense.

Edgar Mitchell
Edgar Mitchell

Según Mitchell, los alienígenas están aquí para ayudarnos a desarrollar la energía del punto cero

Entre los cientos de miles de documentos sustraídos y publicados, en particular señalamos un correo electrónico que el conocido astronauta Edgar Mitchell envió a John Podesta, entonces jefe de Gabinete del presidente Bill Clinton y que fue inter- ceptado por WikiLeaks. En este mensaje, Mitchell dice a Podesta que los alienígenas no tolerarán la militarización del espacio, ni una guerra (nuclear) en la Tierra o en el espacio. Según Mitchell, los alienígenas están aquí para ayudarnos a desarrollar la energía del punto cero (energía libre) y propone un protocolo de desarme, sobre todo para el espacio, que ha creado él y del que hay que hablar con las otras naciones.

«Hay una fuerza militar en el espacio»

El 2 de mayo de 2013, durante un encuentro importante sobre los OVNIs organizado en el Círculo de Prensa de Washington, el presidente de la comisión parlamentaria estadounidense, el senador Mike Gravel de Alaska, que estuvo escuchando durante una semana a 40 expertos mundiales de 10 países hablando del fenómeno OVNI (en aquella ocasión, yo era el representante de Italia), hizo por sorpresa unas declaraciones inesperadas. El senador (a quien tuve el honor de conocer) afirmó literalmente:

«Tenemos una fuerza militar del espacio, y está activa». La referencia a EE UU es evidente. El caso es que en EE UU la afirmación no sorprendió a todo el mundo. Hay indicios concretos de la existencia de un programa espacial oculto, paralelo al de la NASA, que contaría con vehículos y tecnologías secretísimos realizados, según algunos, mediante programas en la sombra surgidos de procesos de ingeniería inversa alienígena. Dicho de otro modo, el control de la exploración espacial del sistema solar estaría en manos de los militares del Pentágono y no de la NASA. ¿Es posible?

George Bush pretendía revisar la política espacial con el fin de que EE UU pudiera realizar sin obstáculos operaciones en el espacio para defender sus intereses

Recordemos que en el pasado causaron sensación en los medios las declaraciones del presidente de EE UU George Bush sobre la voluntad de prohibir el acceso al espacio a los enemigos de su país. De hecho, tales declaraciones constituyen en síntesis extrema el resumen del documento Política nacional del espacio, publicado en una oscura página web del Gobierno estadounidense durante el fin de semana que coincidió con el Día de Colón para evitar que los medios de información se ocuparan mucho del tema, pero The Washington Post publicó enseguida un resumen del texto. Con ese documento, la Administración Bush pretendía revisar la política espacial con el fin de que EE UU pudiera «realizar sin obstáculos operaciones en el espacio para defender sus propios intereses». EE UU «responderá a las interferencias y, si es necesario, negará a los adversarios el uso de capacidades espaciales hostiles a los intereses nacionales de EE UU».

Oficiales «no terrestres»

Según el documento, el secretario (o ministro) de Defensa y el director de inteligencia (es decir, el jefe de la CIA) son los encargados de «apoyar la transformación de la defensa y la inteligencia», y de desarrollar «una estructura de fuerza operativa y capacidades espaciales optimizadas que sustenten la seguridad nacional». Además, las diez páginas del documento solo incluyen un párrafo con referencias a la NASA, a la que reconocen la función de «realizar un programa viable a largo plazo para explorar el espacio con seres humanos y robots». A pesar de que fuentes de la Casa Blanca aseguran que no desean emprender una carrera hacia la militarización del espacio, muchos expertos declararon que no estaban convencidos de la naturaleza pacífica de tal iniciativa. Así, las declaraciones del senador Mike Gravel confirmarían la existencia de una fuerza de combate espacial dirigida, sobre todo, por el North American Aerospace Defense Command (NORAD, Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial) y el Space Command (gestión que corresponde a la Marina de EE UU).

El senador Mike Gravel confirma la existencia de una fuerza de combate espacial dirigida, sobre todo, por el NORAD

Por su parte, Gary McKinnon afirmó: «Hay astronaves grandes como portaaviones que operan en el espacio». En cuanto a sus acciones de hackeo a las webs de Defensa de EE UU, McKinnon dijo: «Encontré una foto en alta definición de un objeto de grandes dimensiones en forma de cigarro sobre el hemisferio sur de la Tierra. Me impresionó tanto la foto que en ese momento no pude guardarla. El tamaño del archivo era tan grande que era difícil verlo en la carpeta ‘Mi PC’. Al final, perdí la cone- xión, y la foto…». Y eso no es todo. Más adelante, cuando McKinnon volvió a tener acceso a los archi- vos confidenciales del Space Command, descubrió más cosas. McKinnon lo cuenta todo en una larga entrevista en vídeo sobre los OVNIs para el canal RichPlanet TV: «Utilicé un programa llamado Land- Search para localizar todos los archivos y carpetas. Y allí encontré documentos, en particular una hoja de Excel. Concretamente, encontré una hoja de cálculo de Excel donde mencionaban a ‘oficiales no terrestres’… Aparecía exactamente así en el título del archivo. Eso no significa que se trate de hombre- cillos verdes. Yo creo que se refiere a que sus bases no se encuentran aquí, en la Tierra».

Este texto es un extracto del libro de Roberto Pinotti, Historia Secreta de la carrera espacial (Luciérnaga, 2022)

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